LLEBO DEGAR AL MULLI DE RÁNCHIGAN...

El llanero solitario
Brett Matthews (guión), Sergio Cariello (dibujo y tinta), Dean White (color)
Planeta-DeAgostini, 2010
|144 p.|11,95 euros|ISBN:9788467402193|

A Felipe, ese amigo de Mafalda con cabeza de zanahoria, le parecería la mejor noticia del año: la edición española de la historia de su héroe favorito del oeste, el ranger enmascarado que hizo las delicias de su infancia —y de la mía, y de tantos otros—: el llanero solitario, the lone ranger, que recorría el oeste acompañado de su fiel amigo Toro (Tonto, en inglés), que lo llamaba indefectiblemente kemosabi (pronunciado “quimo sabih”). En los años setenta y ochenta pasé los mediodías viendo los capítulos de la serie en blanco y negro, pero en ese entonces no sabía que había comenzado en 1949 y que el protagonista era Clayton Moore, uno de cuyos últimos papeles fue el de George Washington en, nada más y nada menos, Wild Wild West, de Barry Sonnenfeld, con Will Smith, Kevin Kline, Kenneth Branagh y una divertida y despampanante Salma Hayek. En ese entonces, cuando mis hermanos y yo veíamos la serie, sólo sabíamos que la música con que comenzaba cada capítulo era la obertura de la ópera Guillermo Tell, de Rossini y que Jayou, Sílver! era la forma elegante como nuestro héroe azuzaba a su caballo para que corriera. Los detalles nos importaban poco, lo único que nos interesaba era sumergirnos en las aventuras, correr a toda velocidad en ese caballo y almorzar. Más adelante, cuando conocimos el universo de Mafalda, aprendimos que la cara del héroe también servía para hablar del amor idílico, tímido y no correspondido de la infancia y la adolescencia: y todos fuimos Felipe cuando el Llanero pierde la capacidad de hablar en su cómic porque a lo lejos se acerca la niña que el perezoso cabeza de zanahoria ama en secreto; y de “debo llegar al rancho de Mulligan antes de que esos forajidos lleven a cabo su plan” el enmascarado pasa, tamizado por los latidos azarosos del amor felipiano, a “llevo degar al mulli de Ránchigan, anques de tefesos forallivos jeben a plabo su can”, una especie de glíglico del cómic y el amor.

Y toda esta remembranza viene a cuento porque la nueva versión de Brett Matthews (Spiderman, Lobezno) se presenta con toda la fuerza de la contemporaneidad. Con un dibujo casi clásico, y una iluminación un poco dark, la vida del Llanero ahora se amolda a nuestro mundo pos-postmoderno y viene cargado de conflictos: como un Batman del oeste, la aniquilación de su familia hace nacer al héroe, en cuya aparición tiene un papel fundamental Toro, que ahora es más sabio, más feroz, más temible. No hay concesiones románticas y el que espere encontrar al héroe vestido con mallas se va a levar una decepción. El mundo del cómic, hoy, es para mentes calenturientas y ávidas de grandes conflictos. Como dice la contraportada, el niño se hace hombre y, el hombre, leyenda.

Y más cuando se rumorea que en 2012 George Clooney hará de enmascarado y Johnny Depp de Toro. Como para perdérselo. Ni esa película; ni muchísimo menos este cómic, que recomiendo vivamente, dando hurras, como Felipe en la madrugada... jcch

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