LaMancha#25, diciembre de 2009








JRamallo

Ya sabía que era él cuando sonó el teléfono, me dije: algo le ha vuelto a suceder, algo ha pasado y ahí lo tienes. No pensé que llamaba para saber de mí, de cómo estaba después de la gripe que me tuvo en cama, en esta misma cama, cinco días. No. Sonó el teléfono y pensé: llama para pedirte ayuda, llama porque necesita a su madre y su dinero. Así que antes del tercer tono ya lo había descolgado. Aníbal me miraba desde su sofá y su luz y su periódico. Levantó la ceja derecha y supe que aquella llamada, una vez más, le disgustaba. ¿Pero qué podía hacer yo, negarle ayuda a mi hijo?



LA VIDA SEXUAL DE LOS GUEPARDOS

Alejandro Neyra
Los guepardos, macho y hembra, duermen luego de aparearse. Su sueño es tan profundo que uno puede acercarse a ellos sin mayor cuidado e incluso acariciar su apreciada piel.





HOMENAJE A JOSÉ BALZA




Se celebró en la isla de Margarita, entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre El gesto de narrar, Primer Congreso Crítico de Narrativa Venezolana, uno de cuyos homenajeados fue José Balza, en el marco de los setenta años de su nacimiento; desde esta página quisimos sumarnos a la celebración ofreciendo a nuestros lectores un texto del autor, un estudio crítico de la profesora Carmen Ruiz Barrionuevo, comentarios de algunas de sus obras y aproximaciones creativas en torno al universo de su prosa. Sin duda, la obra de este escritor fundamental del Reino de Cervantes lo merece. Bienvenidos y que disfruten de la lectura.




EL DOBLE ARTE DE MORIR

José Balza

Desde la cama Benito puede ver la luz fugitiva del sol que, como una crema, tiñe los bordes de la montaña y las partes altas de los otros edificios. Acaba de tener el cuerpo cálido y jugoso de Marina Luz, sus murmullos de gusto, de sueño. No hay duda, ha encontrado por fin a la mujer indicada, fuerte y permeable, siempre dispuesta al goce y a las responsabilidades. Con ella, se dice, ¿hasta el fin?



UNA SUPERVIVIENTE, TAL VEZ ESO LO EXPLICARA TODO

Nicolás Melini

Ella era una superviviente. Tal vez eso lo explicara todo. Me encontraba en la isla para pasar el último día de la década de los noventa, un día muy especial. Fuimos a buscarla al aeropuerto. Ella regresaba de Italia, donde había estado visitando a su hija de 18 años y a su ex marido. Y luego nos fuimos todos a comer algo. Yo era el único chico. Ella, mucho mayor que mis amigas, lucía un piercing en su ombligo, en el centro de unas bronceadas abdominales. Recuerdo haberme detenido ante ella y levantar el aro con un dedo para mirarlo. Ella se quedó quieta observando cómo lo hacía. Fue un gesto sin importancia: miré el aro en su ombligo y luego lo dejé y miré para otro lado sin decir nada. Pero supongo que fue suficiente para trasmitirle que no le tenía miedo, y así pareció entenderlo.



ZOOLOOGÍA

Juan Carlos Chirinos

—Está muriendo —le confirmaron—. Cayó del otro planeta y está muriendo. Entonces es cierto, pensó, he llegado trescientos mil años tarde. ¡Pero si estos bichos tardaban tanto en sucumbir!



SUMA

Ernesto Pérez Zúñiga


¿Se trata de un filósofo o de un ingeniero? Ha tramado dejar que fluya el paralelismo de los teoremas.



SOMBRASDEORO Y EL ÁRBOL DE LA LLUVIA

Juan Carlos Méndez Guédez

Hubo un tiempo cuando en Bararida no había agua. La isla seca como una piedra se elevaba sobre el mar y los pájaros seguían de largo sin detenerse en sus costas. Entonces Amaliwaka, el que todo lo construye, tomó la tierra seca de Bararida y escupió sobre ella y moldeó un árbol gigante al que llamó Garoé. Y Garoé elevó y elevó sus ramas hasta el cielo hasta que pudo apresar las nubes que pasaban de largo y las fue exprimiendo poco a poco, las fue ordeñando igual que ahora las personas ordeñan a las vacas.





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Bancos, por Nicolás Melini

Un escritor eminentemente raro, por Juan Carlos Chirinos

Palabras de agua: Setecientas palmeras plantadas en un mismo lugar, por Juan Carlos Méndez Guédez

Sueño de José, por Ernesto Pérez Zúñiga