LaMancha#17, abril de 2009


Eduardo Halfon
Llegué a Durham queriendo vomitar. El pasajero a mi lado, un negro inmenso con la más simpática inflexión sureña, me estuvo hablando las tres horas enteras sobre la industria de los muebles en Carolina del Norte mientras el avión se sacudía y agitaba como una maldita perinola. Chupe usted un poco de hielo, me sugirió al ver que yo estaba pálido o verde o ambas, eso siempre ayuda. Cerré los ojos durante el último trecho y, cuando finalmente aterrizamos y me animé a abrirlos, el gran negro, preocupado, estaba abanicándome con una de las revistas de cortesía. Amables, los sureños.
Llegué a Durham queriendo vomitar. El pasajero a mi lado, un negro inmenso con la más simpática inflexión sureña, me estuvo hablando las tres horas enteras sobre la industria de los muebles en Carolina del Norte mientras el avión se sacudía y agitaba como una maldita perinola. Chupe usted un poco de hielo, me sugirió al ver que yo estaba pálido o verde o ambas, eso siempre ayuda. Cerré los ojos durante el último trecho y, cuando finalmente aterrizamos y me animé a abrirlos, el gran negro, preocupado, estaba abanicándome con una de las revistas de cortesía. Amables, los sureños.
BALDER SABE QUE VA A MORIR
Heliodoro Herrumbre Márquez
Sabes que vas a morir, lo has soñado, y desde entonces has decidido no dormir. Tomas café, té, efedrina, te vas de coca, mientras tu madre te pregunta qué es, pero saber que vas a morir no es algo fácil de contar:
ANTONIO BANDINI RECUERDA PERO NO SE ACUERDA DEL NOMBRE
Ernesto Pérez Zúñiga
Muchas noches me pregunto qué habría sucedido después si ella no hubiera muerto. Me quedé quieto ante la puerta que ya nadie jamás abrió. El otoño se movía en las hojas, las ruedas de los automóviles pisaban una y otra vez el mismo charco, y yo, el Bandini de doce años, mantenía aún el dedo pegado al botón del timbre.
YO YA BANDINEABA
Nicolás Melini
“¡Y cinco siglos después que Mr. Columbus... Eugenio descubrió América!”, se decía Eugenio todas las mañanas —con tono épico y triunfal—, al abrir los ojos contra el techo descolorido de su habitación. Aún dormía en el estampado colchón de segunda mano, a ras del suelo. En la pared de enfrente, tras el mugriento enrejado de tela de alambres de la ventana, runruneaba el viento, y se podía ver un sonoro remolino de hojas secas en el callejón lateral.
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LA NIEVE
Juan Carlos Méndez Guédez
El 9 de enero de 2009 nevó en Madrid Una luz blanca que inundó la ciudad de resplandores y de un silencio que flotaba como papel desmenuzado sobre nuestras cabezas. El 9 de enero de 2009 es ahora, este mismo instante cuando escribo frente a una ventana. Pero ya lo sabemos: todo relato se lanza de inmediato hacia el pretérito, como si reconociese que la única fuerza de lo vivido es la que reposa en el pasado.
CUANDO BUKOWSKI NO QUISO SER BUKOWSKI
Juan Carlos Chirinos

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Cuando conocí a John Fante, por Juan Carlos Méndez Guédez
Fante no lo haría, por Nicolás Melini
Cuentonario3 , por Juan Carlos Chirinos
Secreto, por Ernesto Pérez Zúñiga