LaMancha#32, septiembre de 2010






EN EL MUSEO
Marian Womack

No conocía muy bien la ciudad, que únicamente había recorrido ahogada por esa la nieve mentirosa que falsea callejuelas y esquinas. Al doblar una, me sentí como si me adentrase de pronto en un mundo paralelo y desconocido. Todo estaba enfangado tras las nevadas y aquel barrio presentaba un aspecto desvalido, cobijado por la nieve ocre y marrón. Era por la tarde, la luz blanquecina derramándose sobre todas las cosas como la luz falsa, impostada, que es en realidad. Debí torcer en la segunda calle en lugar de en la tercera, y aquel error banal de repente abría vistas a un universo por descubrir.


LA TABLA PERIÓDICA
Miguel Serrano Larraz

Ésta es la única fotografía que tengo con mi padre. Mi padre es el hombre que aparece a la izquierda de la imagen, de rodillas. La gorra la llevaba siempre (para ocultar las heridas luminosas de la frente), pero no los guantes: se los puso para poder plantar el árbol que se ve entre sus manos, el olivo. Yo soy, por supuesto, el niño que hay a la derecha de la imagen. Tenía cinco años. Era la primera vez que veía a mi padre tan de cerca, de ahí la inmovilidad.


LLUEVE
Nicolás Melini

Tres personas se necesitan bajo un paraguas prestado:


SE SOLICITAN CON URGENCIA
Juan Carlos Méndez Guédez


A punto de jubilarse, el sagaz detective Isaac Bueno sintió un escalofrío cuando le encargaron el caso. Hans Isbert, de oficio editor, apareció sepultado entre montañas de manuscritos que comprimieron sus huesos y pulmones. Con inmensos esfuerzos los médicos lograron salvarle la vida pero el hombre jamás pudo recuperar el habla para acusar a sus enemigos.


EL LUGAR AZUL
Juan Carlos Chirinos


A pesar del eco, todo era nítido, se oía cada palabra, como si fueran las palabras de Dios reverberando de manera infinita. Volenweider pensó que ya no tendría tiempo para arrepentirse, que ya había ido demasiado lejos, y por eso consideró inútil quejarse, así que apretó bien las manos en los posabrazos de la silla y se dispuso a aguantar el dolor. Ba, ba, blacksheep, have you any wool? Yes sir, yes sir, three bags full. Era otro método pará resistir, tararear una canción en inglés, en realidad las dos primeras palabras, ba, ba, insistentemente, ba, ba, para olvidarse del dolor, para regresar al lugar azul de donde había salido, de donde nunca tenía que haberse ido.


_______________

Pues eso, por Nicolás Melini

Para empezar primero por lo primario, por Juan Carlos Chirinos

Telégrafos y editores, por Juan Carlos Méndez Guédez

Esperpento versus novela histórica, por Ernesto Pérez Zúñiga