LaMancha#18, mayo de 2009







María Fasce

Cuando bajamos del tren el aire no era frío como en París. Jean Renaud y Catherine Demolis, la coordinadora de la Maison, se acercaron a darnos la mano. Llevábamos dos valijas, una llena de mis libros y mi ropa, y otra en la que yo mismo había puesto las cosas de Julia, seguro de que dejaba fuera todo lo que realmente iba a necesitar. “Te llevo poca ropa para que te comprés lo que quieras en Saint-Nazaire”, le dije. Era un intento más para animarla. Íbamos a una pequeña ciudad portuaria de la Bretaña, conocida por sus crêpes, su industria naval y sus eventos literarios, no precisamente por la moda.



LA PIEDAD DE LAS REGIONES

Juan Gabriel Vásquez

El primer anónimo llegó en diciembre, tres o cuatro meses después de que el padre Giraldo se hubiera instalado en el pueblo, cuando ya parecía posible olvidar las razones que lo habían expulsado de la escuela bogotana. Por fortuna, estaba solo en ese momento; volvía caminando desde el mercado, que en aquellos días se había convertido también en distribuidor de musgo fresco para pesebres de tradición, y al cruzar la cancha de básquetbol vio el papel pegado con cinta aislante al poste anaranjado del tablero. Lo arrancó de un manotazo, y tal vez al hacerlo ya se le había ocurrido que el asunto había vuelto a empezar. “María no era virgen”, se leía en la página.



MEFISTÓFELES BARRITA CONTRA EL CIELO

Juan Carlos Chirinos

¡No me vences, no me vences! También yo me llevo mi parte y siembro de desgracia tu horrendo planeta. Reparto maldiciones sin distinguir más que entre los seres animados de los inanimados; y, más allá de tu poder, ellas prosperan y florecen como en huerto de monje laborioso.




LA TRANSFIGURACIÓN

Ernesto Pérez Zúñiga

Yo vivía, y es raro decirlo y pensarlo precisamente de este modo, lejos de mi ciudad cuando vine a visitarla un Jueves Santo. Sé con mucha inseguridad que no era creyente y que ni siquiera ahora lo soy, pero entonces lo sabía a ciencia cierta. Como la mayoría de los occidentales de nuestra época sólo sentía devoción ciega por unos días de vacaciones. Por eso regresé a Granada, igual que antes lo había hecho decenas de veces.




UNA DE ESAS NOCHES

Nicolás Melini


Hacía horas que la casa permanecía en silencio.
Qué te pasa, dijo Alfonso.
Carmen se encontraba de pie en algún punto del salón, en medio de la oscuridad, pero no contestó.
Está ahí fuera, comprendió él.
Estuvo tentado de dirigirse hacia la ventana y mirar, pero se contuvo.
Vaya..., lamentó, y se quedó mirando a Carmen desde allí, preguntándose qué actitud debía adoptar.
Carmen se sentó en el sofá y se quedó en silencio, con las luces apagadas. La figura de Alfonso se recortaba en la puerta del interior, expectante.
Qué vas a hacer, dijo.
Carmen demoró la respuesta.
Estoy muy cansada, Alfonso.




BARARIDA

Juan Carlos Méndez Guédez

JIRAFA
A la mujer le gustan los documentales sobre animales.
La mujer vive sola y cada tarde mira y mira documentales sobre animales.
La mujer almuerza día a día espinacas y un bistec jugoso que devora mientras pasea por internet.
La mujer nunca recuerda a Llorente.
La mujer abre páginas de internet y contempla documentales sobre osos, cebras, tigres, monos, gorilas.




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Valle encima de los sueños, por Ernesto Pérez Zúñiga

Donde la luz es feliz, por Juan Carlos Méndez Guédez

Los que escriben , por Nicolás Melini

Cuentonario 4, por Juan Carlos Chirinos