REVELACIONES AL OÍDO

La loca de la casa
Rosa Montero
Punto de lectura, 2004
255 p.|8,20 €|ISBN 8466313281

Cuando intento recuperar mi experiencia como lector de estas páginas una y otra vez pienso en la sonrisas cómplices, en los gestos de asentimiento con los que cada tanto me enfrento a sus páginas. Rosa Montero ha escrito un brillante, un bellísimo libro en el que una y otra vez explora con profundidad las obsesiones, las dudas, los abismos y vacíos que circundan la cotidianeidad de un novelista.

Libro que es a un mismo tiempo ensayo y reseña autobiográfica (con esa calidad ficcional de lo autobiográfico, o esa calidad autobiográfica de lo ficcional), en muchos de sus fragmentos la reflexión da paso a trozos narrativos que parecieran escenificar la posibilidad de una novela futura. Así presenciamos cómo la realidad es entretejida por lo imaginario y cómo desde esa envoltura la existencia logra una mayor plenitud, un mayor esplendor.

Montero nos muestra el pensamiento titubeante, lúdico, escurridizo como mercurio de un ser humano que vive para escribir novelas. Esa vida que se desdobla a cada segundo, esa esquizofrenia controlada, ese ejercicio que el narrador portugués José Peixoto denominas los «y si», que consisten en tomar la realidad inmediata como un punto desde el que se despliega un ejercicio de reformulación, de derivación, en el que las palabras construyen las otras posibilidades de cada situación inmediata.

Tengo subrayados párrafos enteros de este volumen; momentos en los que asentí con mayor énfasis ante sus palabras, como si Montero estuviese susurrándome al oído relampagueantes revelaciones. Por ejemplo la relación quebradiza y frágil que los novelistas tenemos con el tiempo y la muerte. Esas presencias intimidantes, esos horrores de las madrugadas sin sueño que nos empujan una y otra vez frente al ordenador para que nuestras palabras sirvan como un inútil ejercicio de resistencia ante esa percepción de una temporalidad que nos va consumiendo, que nos va llamando hacia su plenitud que no es otra que el olvido y la desaparición.

Pero creo que cada lector encontrará aquí un punto de conexión propio, una complicidad, un nexo personal con estas páginas. Es esa la virtud de ciertos libros: esbozar una voz que al hablar de sí misma, pareciera hablar por cada uno de nosotros. jcmg.