HORROR INTERIOR

Zona de tránsito
Julia Franck
Tusquets editores, 2007.
|285 pp.|18 euros|ISBN:9788483103630|
Traducción de Belén Santana López.

Cuando comencé la lectura de esta novela intuí que la tensión fundamental que recorrería sus páginas podría condensarse en las más reconocibles anécdotas de la guerra fría. Personajes intentando huir de la felicidad comunista para saltar sobre esa realidad confusa y seductora que los aguardaba al otro lado.

Pero esta novela de Julia Franck, como siempre suele ocurrir con las buenas narraciones, prefiere detenerse en ese parpadeo de la realidad, en ese lugar en el que luces y sombras parecen confundirse e intercambiarse; de modo tal que eso que aguardamos como esperable historia de aventuras se transforma en mirada sobre la zona donde vegetaban los fugados de la RDA antes de ingresar al Berlín occidental.

Zona de tránsito, sostenida en distintas voces que se singularizan gracias a soluciones estilísticas diferentes, no se extiende sobre los horrores del pasado de los personajes. Apenas unos apuntes iniciales sirven para que sepamos que vienen del infierno. Pienso en ese par de niños que desaparecen de la vista de su madre durante horas para ser interrogados por la Stassi. A partir de este punto la narración avanza con morosidad, y parece enclavarse en la presencia del mundo inmediato, cotidiano, pero dentro de nosotros sigue ocurriendo el horror de esos rostros infantiles que son interrogados en un cuarto penumbroso.

De esa manera, el pasado se exhibe en cada una de las voces de este relato como una materia pastosa, pesada, un bloque que se afinca sobre los actos del presente. Porque pese al pretérito en que se escriben estas páginas, la inmovilidad, la sequedad, el encierro en el que viven estos personajes, termina por crearnos la impresión de un presente congelado, asfixiante. Un tiempo en el que no hay posibilidad de atisbar la transformación del futuro, porque la memoria de ese horror apenas insinuado todo lo impregna, todo lo explica.jcmg.