EL SAPO Y LOS ESPEJOS

Juan Carlos Méndez Guédez


Odia el sapo los espejos.
Siempre al tropezar con uno se detiene aterrado, como si fuese una piedra verde que intuye a lo lejos el recorrido de la lava que podrá consumirlo.
No se trata de un asunto estético; de un modo de la culpa o de una trampa de la memoria. Es tan sólo distracción. El sapo se paraliza al comprender que lo miran fijamente. Tarda instantes en reconocer la repetición de azogue que lo vigila.
Luego se da la vuelta. Se marcha airado y en cierto modo feliz. Piensa en la inutilidad de los espejos. “Siempre me asustan”, murmura, “siempre pienso que es uno de mis hijos que ha regresado para vengarse”.
Y se estremece; se pregunta que hará el día cuando mueva una de sus patas para retirarse, qué hará cuando el espejo no imite su gesto.

Del libro en preparación. Bararida (manual de zoología romántica)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los sapos suelen dar asco más que miedo, pero éste da pavor, con esos ojos gaimanianos. Magnífico microcuento, Juan Carlos.
Fátima

Anónimo dijo...

Leì el fragmento de Tal vez la lluvia y bueno ,fuè frustrante no saber què le pasarà al protagonista...Deberìas publicar todo el libro de esa manera,ya que de seguro el libro no llegarà a Vzla.Saludos!!

Anónimo dijo...

El nácar de la noche, y los hombres en la casa sin ventanas, como un salto genuflexo y esmerilado. Estampas, recurrencias, asfalto, sí, sí, o ese no de lo absorbido.

Marbella

Anónimo dijo...

Hola Juan Carlos Mèndez,le escribo desde Vzla.Tengo un familiar en Barcelona,de allà, y le encarguè cualquiera de sus libros, pero ninguno se encuentra, al menos en las librerìas que ha recorrido.Tampoco en Amazon estàn disponibles.Ella regresa el jueves 02 de Julio pròximo,Ud. no serìa tan amable de decirme dònde los venden?o estàn agotados?.Mil gracias si me contesta.

Anónimo dijo...

No soy Juan Carlos, pero supongo que a través de la página web de La Casa del Libro, será muy fácil, aunque los gastos de envío serán elevados.

Saludos