Juan Carlos Chirinos

/Primera lección: «Escribo para fundar una ciudad donde las piedras tengan nombres propios», dice Eugenio Montejo. O sea que cada palabra es una piedra, una ventana, una calzada de la ciudad que llevamos por dentro. Lleva toda la vida construirla; y un momento imaginarla.
/Segunda lección: ¿Qué música le gusta, señor Monk? «La música buena». ¿Pero le gusta la música Country? «¿Este tipo es tonto o qué?»
/Tercera lección: «Silencio, silencio, que todo está lleno de dioses», rogó Tales, y siguió el bullicio en el mercado de Mileto. Nadie es profeta en su tierra.
/El silencio es importante, pero siempre queda el consuelo de las imágenes de Aristóteles: «Si el ojo fuera un animal, la vista sería su alma». Hay que usar el alma del ojo para detectar la esencia de algunos cuentos.
/Pálpate los dientes y piensa.

/Primera lección: «Escribo para fundar una ciudad donde las piedras tengan nombres propios», dice Eugenio Montejo. O sea que cada palabra es una piedra, una ventana, una calzada de la ciudad que llevamos por dentro. Lleva toda la vida construirla; y un momento imaginarla.
/Segunda lección: ¿Qué música le gusta, señor Monk? «La música buena». ¿Pero le gusta la música Country? «¿Este tipo es tonto o qué?»
/Tercera lección: «Silencio, silencio, que todo está lleno de dioses», rogó Tales, y siguió el bullicio en el mercado de Mileto. Nadie es profeta en su tierra.
/El silencio es importante, pero siempre queda el consuelo de las imágenes de Aristóteles: «Si el ojo fuera un animal, la vista sería su alma». Hay que usar el alma del ojo para detectar la esencia de algunos cuentos.
/Pálpate los dientes y piensa.
1 comentario:
¿Y usted qué piensa de la poesía canaria cuando escribe cuentos?
Rafito Cedeño
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