El juego de ojos
Elías Canetti
Debolsillo, 2005.
|416 p.|8,95 €|ISBN:9788497937696|
Traducción: Andrés Sánchez Pascual
Con Canetti piensa uno de manera inevitable en la posibilidad de una literatura que haga de su escasez una virtud. Una escasez que nace de la auto exigencia con la que el Premio Nobel enfocó su propio trabajo. Poco más de una docena de títulos, muchos caracterizados por una brevedad extrema, fueron suficientes para que este autor se convirtiese en una referencia inevitable de la literatura universal.
Desde hace años frecuento sus aforismos. Fogonazos de lucidez, paradojas encapsuladas, incisivas miradas sobre lo real. Pero sus memorias poseen también una deliciosa textura, una inabarcable tonalidad propia en la que el mundo reaparece como un tejido conceptual y sensible del que también formamos parte.
El juego de ojos tiene esa tensión propia de quien viviendo dentro de una cierta normalidad se aproxima a las puertas de una gran catástrofe. La gran guerra comienza a olerse en el aire; y nosotros, sumergidos en las palabras de Canetti, nos vemos avanzar hacia la destrucción sin que podamos evitarlo, pero también encantados porque ni siquiera el horror excluye en sus preámbulos la intuición de la belleza.jcmg.
Elías Canetti
Debolsillo, 2005.
|416 p.|8,95 €|ISBN:9788497937696|
Traducción: Andrés Sánchez Pascual
Con Canetti piensa uno de manera inevitable en la posibilidad de una literatura que haga de su escasez una virtud. Una escasez que nace de la auto exigencia con la que el Premio Nobel enfocó su propio trabajo. Poco más de una docena de títulos, muchos caracterizados por una brevedad extrema, fueron suficientes para que este autor se convirtiese en una referencia inevitable de la literatura universal.Desde hace años frecuento sus aforismos. Fogonazos de lucidez, paradojas encapsuladas, incisivas miradas sobre lo real. Pero sus memorias poseen también una deliciosa textura, una inabarcable tonalidad propia en la que el mundo reaparece como un tejido conceptual y sensible del que también formamos parte.
El juego de ojos tiene esa tensión propia de quien viviendo dentro de una cierta normalidad se aproxima a las puertas de una gran catástrofe. La gran guerra comienza a olerse en el aire; y nosotros, sumergidos en las palabras de Canetti, nos vemos avanzar hacia la destrucción sin que podamos evitarlo, pero también encantados porque ni siquiera el horror excluye en sus preámbulos la intuición de la belleza.jcmg.
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