DESINVENTANDO EL MUNDO

La noche de Morgana
Jorge Eduardo Benavides
Alfaguara, 2005
|176p.|14,90euros|ISBN:8420467340|

Un libro que mañana leeré será viejo hace mucho tiempo, mientras La noche de Morgana seguirá siendo nuevo. Hay que reinventar el mundo, me digo, la buena literatura nos da las claves para hacerlo.

Es el caso que nos ocupa. Supongo que a muchos nos hartan los muy frecuentes cuentos que repiten estructuras, bien supuestamente ingeniosas, bien archisabidas. Leemos a menudo relatos cuyas caras nos suenan. Y, cuando el cuento viene vestido a la última moda, el traje no oculta que el rostro sigue resultando conocido. Cuánto mal ha provocado el dinosaurio sin saberlo.

Sin embargo, la naturalidad de ser auténtico hace de cada buen relato un gozo de lectura. La noche de Morgana depura esa sensación, clava una bandera en la luna de la literatura actual en español.

Creo que la razón estriba en la mezcla de sabiduría y madurez que impregna cada pieza: la manera ágil de narrar con una prosa pulida y moderna, el poder simbólico de la historia que se nos cuenta, la gracia perversa con la que el narrador va ocultando las trampas en las que el lector va a caer. La maestría de la escritura indivisible de fábulas que se levantan vivas dentro de los ojos del lector.

Aunque no me gusta hablar de géneros (pues en la escritura contemporánea van tan mezclados como aguas de afluentes en su río), resuenan en este libro algunos ecos de los renovadores ya clásicos de la literatura fantástica. Escucho el desolado humor kafkiano en la historia narrada en Fracasado social, fábula lúdica y lúcida sobre el trabajo en nuestra sociedad, de estirpe similar al Ensayo sobre la ceguera de Saramago, pero superior a él en su talento para expresar una problemática compleja y moral en muchas menos páginas. También encuentro el Axolot de Cortázar, a mi juicio uno de los relatos canónicos de la inquietud, en el relato titulado El Ekeko, con una vuelta de tuerca técnica dificilísima de ejecutar, cumplida perfectamente por Benavides, que renueva uno de los arquetipos más sabrosos de la literatura fantástica: el espejo y el autómata como resquicios quebrados de la identidad humana.

Un buen ejemplo de la técnica que utiliza Benavides para urdir sus historias lo podemos encontrar precisamente en Cosas de niños, construido a partir de repeticiones casi invisibles que van descorriendo la cortina de una trama perversa que nunca se nombra. Y digo “precisamente” porque el autor de este libro ejecuta en apariencia su tácita pero punzante estructura como su propio título indica.

(Me acuerdo, a propósito, del relato que da título al libro, La noche de Morgana. Todavía me parece estar caminando dentro de él, como dentro de un cuadro de Hopper pero por las calles que en esos cuadros no se ven, unas calles malditas y vacías, donde el que vuelve a casa se encuentra absolutamente perdido entre las aceras desquiciadas de la sociedad y el alma.)

Pero la historia maligna entre todas, la puerta de salida del libro, es el relato El Ulysses de Joyce, que todo escritor debería leer, donde conocemos a un personaje inaudito, una especie de antónimo del Bartleby de Melville, obsesionado por su quehacer, inaudito pero familiar, cercano, mon semblable, mon frère, rechazable, contrario, vecino de nuestras ciudades y de nuestros propios escritorios.

Jorge Eduardo Benavides hace un favor al cuento contemporáneo con este libro comprometido con la literatura y con nuestra época, alejándose de esquemas impostores y aprendices, elaborando historias impecables y profundas que nos hacen disfrutar de una gran escritura a la vez que nos mina de preguntas. Lo iba diciendo al principio de esta reseña: La noche de Morgana inventa la literatura desinventando el mundo, el cual sigue siendo nuestro y, sin embargo, resulta nuevo. epz