EL INDISPENSABLE FANTE

Llenos de vida
John Fante
Anagrama, Barcelona, 2008
|160 p.|15 euros|ISBN:9788433974846|
Traducción de Antonio-Prometeo Moya

¿Dónde reposa el poder encantatorio de John Fante?
Sus novelas se repiten: reiteran temas, reproducen similares personajes, se mueven dentro de universos cotidianos, casi anodinos; y sin embargo cada uno de sus libros es una experiencia plena, un golpe en medio del estómago y la emoción (esa palabra que los escritores aburridos desprestigiaron para poder colarnos sus marmóreos artefactos).
Creo que una de las características principales de Fante es su contundencia. Leerlo ofrece la idea de exactitud, de precisión. Cada palabra, cada capítulo, parece concebido con milimétrico virtuosismo. No hay la más mínima idea de adorno, de profusión indebida. Los personajes se mueven, hablan y actúan con el rigor exacto para que todo en ellos nos conmueva, nos sacuda, nos llene de hilaridad.
Configurados con una prosa musculosa, la verdad profunda de estas narraciones nos conquista en pocos párrafos porque la mano externa del autor se diluye y desaparece, de manera que nos situamos frente a frente con la mente atormentada de personajes que intentan una y otra vez salvar sus vidas, obtener el éxito, vestirse de una dignidad que el mundo les niega. Así somos testigos una y otra vez de la febrilidad ingenua, casi torpe, de esos chicos ítalo-estadounidenses que necesitan encarnar en sí mismos la obsesión por el éxito del mundo que les ha tocado vivir.
Pero presenciamos también en varios de estos libros las fricciones entre padres e hijos. Bien sea desde la ausencia o desde la presencia avasalladora, muchos de estos personajes parecen re-escenificar la lucha de Cronos y Zeus. La posibilidad de ser devorados siempre está allí, y debe ser neutralizada con el triunfo profesional, con los oropeles de la victoria, aunque en ocasiones esta posibilidad parezca una meta imposible, hueca, o sólo pueda obtenerse gracias al sacrificio más o menos torpe de una figura patriarcal excesiva, hinchada, enferma de amor.
Por eso insisto en que el lector impulsivo notará en algún momento que el universo Fante se le entremezcla. No sólo cuando dentro de este se repite el nombre de su personaje Arturo Bandini, presente en piezas como: Camino de los ángeles; Espera a la primavera, Bandini; Pregúntale al polvo; y Sueños de Bunker Hill (con el genial recurso de que la “biografía” del personaje puede sufrir variantes en algún libro); sino en otras de sus incursiones novelísticas como La hermandad de la uva o Un año pésimo que no forman parte de la saga “bandiniana”. La solidez de este universo ficcional indaga una y otra vez en figuras desvalidas, enfrentadas a un catolicismo extremo, a la miseria material y humana, de tal manera que no existen las novelas de Fante, sino un mundo Fante: conmovedor, palpitante, risible.
Podría uno intuir por estos motivos que un libro más personal, más biográfico como Llenos de vida, ofrecería elementos diversos, ampliaciones de ese paisaje emocional. En efecto, así ocurre, y el protagonista de este relato posee una situación económica más desahogada que la de muchos de los libros anteriores de John Fante; también la materia literaria ahora parece menos ficcional y más apegada a un discurso de la memoria del propio autor. Pero quizás por esa misma circunstancia, y aunque el libro retoma la figura del padre poderoso, lleno de prejuicios, y del universo religioso que ronda la vida cotidiana de los personajes, el libro no posee el humor, la lucidez despiadada, tierna y feroz de otros volúmenes. Es como si ante la presencia más tangible de la propia vida, Fante tuviese una prudencia mayor, un deseo de no hacer sangre, de no hundir el bisturí hasta el fondo. Por eso la sensación general que deja este título es la de un camino interrumpido, la de un viaje menos intenso, como si la vida propia no fuese en manos de Fante un material tan rico como cuando se encuentra contemplada desde las herramientas de la imaginación.
En síntesis, no es este el título con el que alguien debería comenzar a leer a Fante. Pero sí es un título entrañable para los que deseamos devorar la totalidad de su obra porque también es grato mirar los momentos menores, las pequeñas flaquezas de los narradores amados, sobre todo si tienen ese acabado compacto, esa fluidez que recorre Llenos de vida. jcmg

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenísima esta reseña. y Fante.
Carlos