UNA IMPOSIBLE HISTORIA DE AMOR ENTRE EL SAPO Y LA HORMIGA

Juan Carlos Méndez Guédez



1
El sapo y la hormiga se tropezaron una tarde.
Puede decirse que se tropezaron en la vaguada más pequeña de la parte norte de la isla Bararida.
Puede decirse que se tropezaron un miércoles 8 de agosto a las cuatro y doce de la tarde.
Puede decirse que se tropezaron en la página 81 de este libro.
No es complicado exponer las varias posibilidades en las que se produjo ese encuentro.
La consecuencia sí pareciera más sencilla. El sapo alargó su lengua y con un pequeño latigazo devoró a la hormiga.

2
Pero no.
Los hechos no ocurrieron de esa manera.
Cada animal continuó su camino. Impasible, ausente.

3
La explicación no responde a temas exclusivamente zoológicos, sino también incluye asuntos de teoría literaria. El autor desconoce si los sapos también comen hormigas. Por lo tanto desde este mismo momento el autor no autoriza al narrador a concluir ese gesto veloz con el que el sapo guarda la hormiga dentro de su boca y la traga como si fuese una pastilla para la tos.
La ignorancia salva la vida de un animal y provoca la hambruna de otro.

4
El sapo y la hormiga se tropiezan una tarde en la parte norte de la isla. Se miran con curiosidad; se inmovilizan por segundos, como aguardando la lucidez, la quemante certeza de un acto inminente, feroz.
Luego se retiran por caminos distintos. Y mientras se alejan, cada uno piensa, desde ese territorio en el que se mezclan el alivio, la curiosidad, la melancolía y el miedo, que quizás la vida les quedará debiendo una aventura, una experiencia para la que faltaron siempre unas palabras.

Del libro en preparación: Bararida (Manual de zoología romántica)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ma, che bello...

Anónimo dijo...

Bello, ma anche affascinante