SUPONGO QUE SOY UN SUICIDA QUE SE HA PROPUESTO LLEGAR A VIEJO

Nicolás Melini



Qué autores escriben sus propios libros, y cuáles no.

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Hoy ha nevado en Madrid y me he acordado de mi madre. Murió este año. La nieve nos hace felices por alguna extraña razón. Mi madre me preguntaba siempre por el tiempo que hacía. En días como hoy ella era la única que me llamaba y, en algún momento, me preguntaba por el frío, por el calor, por la lluvia, por el viento. Muchas veces me pareció una conversación banal y reiterada. La nevada de hoy –llevaba a mi hija al colegio y nos tirábamos bolas de nieve— me hizo añorar la llamada de mi madre. La única que preguntaba. Ya no está.

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Para qué llamarlo “auto ficción”, pudiendo conservar el misterio. Ya he dicho en alguna ocasión que muchas de las cosas que escribo me suceden, luego las escribo (Y es algo que hago en todos los géneros). Me preguntan mucho por el asunto. Este cuento, ¿te sucedió? Prometo no volver a desvelar que algo de lo escrito es “verdad”. Esa certeza lo estropea todo.

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Es un día cualquiera y sin embargo me veo en la necesidad de tomar el metro a una hora poco recomendable, una de esas horas a las que normalmente no necesito tomar el metro, por diversas razones. Me veo rodeado de personas, y son algunas las que leen, y no soy yo de los que consigan no interesarse por qué está leyendo alguien cuando lo descubro leyendo. Así que lanzo miraditas entre la gente tratando de descifrar las portadas de los libros –la editorial, el título—, y, poco a poco, me voy haciendo una idea estadística de las lecturas en curso.
Voy a ser muy riguroso, he tomado nota, así que lo que viene a continuación es preciso, ninguna licencia, pura realidad. Esto es:

11 de octubre de 2008, 8:00 h, más o menos
3 Ruiz Zafón
1 Paulo Cohelo
1 Libro de artículos de Juan José Millás
1 Eduardo Mendoza
1 Niño del pijama a rayas
5 20minutos + 2 Metro (7 periódicos gratuitos)
1 Interviú con las tetas de una Gran Hermana en la portada, ahí desplegado en medio de todo el mundo, para que todos podamos ver que el señor tiene el Interviú con las tetas de la Gran Hermana desplegado en el metro... ¡Que no, hombre, que es broma!
4 documentos impresos en Din-A4
Esto puede ser divertido. Me desplazo entre los viajeros. El vagón está lleno y me cuesta abrirme paso. Tengo que pedir permiso en varias ocasiones y uno de los que no lee se queda con mi cara. Por fin alcanzo a una de las personas que se alonga sobre uno de los documentos –varias páginas grapadas— y consigo escudriñar su contenido:
1 Fotocopia del manual de circulación para aprender a conducir
1 Documento interno de alguna empresa o institución. Creo que se trata de una normativa
2 Resúmenes de materias cuyo nombre no alcanzo a imaginar (1 de ellos manuscrito con una caligrafía que me hace pensar en la literatura del Siglo de Oro: no sé por qué)

Observaciones:
Sorprendentemente, nadie está haciendo Sudoku.
Me abstengo de hacer juicios de valor. Además, yo no leo en el metro.

Por lo demás:
Está visto que cada cual decide la clase de lector que es.
Al parecer, muchas personas se identifican sólo con el tipo de persona que nunca coge un libro (pesan demasiado y da mucho corte).
Otros, bastantes, sí se identifican con un tipo de persona que lee libros. El tipo de libros que, por alguna razón, todo el mundo esté leyendo en ese momento.

Por último:
Casi nadie se considera el tipo de persona que lee literatura.

NOTA: Acaso, tal vez, no sé yo, ¿todo ello sea una suerte de clasismo lector…?

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A menudo me acuerdo de una anécdota de Cioran. Cuando su psiquiatra le pregunta que si suele pensar en el suicidio, él le responde: Pero si no he hecho otra cosa en toda mi vida…

Hace unos años tuve una racha de sentir el impulso de saltar delante del metro. Sonreía para mí. Zarandeaba la cabeza. Luego esperaba a que el tren se detuviese. Subía a él y me quedaba con cierta sensación de endeblez; pero como si nada.

Prefería no darle importancia. Y, ciertamente, no la tiene.

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Lista de libros que me han impactado, realizada sin pensármelo mucho.

Novela
Tren nocturno, Martin Amis
Desgracia, J.M. Coetzcee
Esperando a los Bárbaros, J.M. Coetzcee
Una mujer infortunada, Richard Brautigan
Sueños de Bunker Hill, John Fante
Desde el Jardín, Kosinski (y la película)
Una pena en observación, C.S. Lewis
Wilt, Thom Sharpe
Franny y Zoey, J.D. Salinger
Dr. Jekyll y Mr. Hyde, R.L Stevenson
Azotando a la doncella, Robert Coover
El maestro y margarita, Bulgakov
La familia de Pascual Duarte, Camilo José Cela
Fanfán, Alexander Jardin
Las palabras perdidas, Jesús Díaz
Un viejo que leía novelas de amor, Luis Sepúlveda
El firmán de la ceguera, Ismail Kadaré
El expediente H., Ismail Kadaré
El ocaso de los dioses de la estepa, Ismail Kadaré
Helena o el amor del verano, Julián Ayesta
La ignorancia, Milan Kundera
La inmortalidad, Milan Kundera
Relato Soñado, Arthur Schnitzler
El túnel, Ernesto Sábato
Carta de una desconocida, Stefan Zweig
Media vida, V.S. Naipaul

Libros de cuentos
El cuaderno rojo, Paul Auster
Todos los libros de Raymond Carver
La geometría del amor, John Cheever
El candor del padre Brown, G. C. Chesterton
Bartleby, el escribiente, Melville
Nueve cuentos, J.D. Salinger
El joven audaz sobre el trapecio volante, William Saroyan
Me llamo Aram, William Saroyan
El gran sueño del paraíso, Sam Shepard
Aura, Carlos Fuentes
Últimas notas de Thomas F. para la humanidad, Kjell Askildsen
Un vasto y desierto paisaje, Kjell Askildsen
Desde ahora te acompañaré a casa, Kjell Askidsen
Morfina, Bulgakov
Gritar, Ricardo Menéndez Salmón
Todos los libros de Rubem Fonseca
Lluvia de hielo, Peter Stamm
Parpadeos, Eloy Tizón
Cuentos de Odesa, Isaak Babel
Dublineses, James Joyce
Todos los cuentos de Anton Chéjov
Todos los libros de Charles Bukowski
Si te puedes comer un limón sin hacer muecas, Sergi Pàmies

Poesía
Wislawa Szymborska
Philip Larkin
Charles Bukowski
Ana Ajmátova
Raymond Carver
Juan Luis Panero
T. S Elliot
Manuel Padorno
Karmelo C. Iribarren
Sylvia Plath
Eugenio Montejo

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