RELATO DE DRAGÓN

Juan Carlos Chirinos



El animal subió a la roca y gimió: imitó el llamado materno del jabalí, con la esperanza de que alguno, pequeño y tierno, creyera que su madre andaba buscándolo, antes de la cena, para lamerle la pelambre que ya estaría llena de tierra. Así son los días de los jabalíes adolescentes, un sin parar de juegos y carreras por toda la sabana, por el bosque umbroso y las lagunas plenas de fango pegajoso.

El animal se acurrucó detrás de la roca, imitando los llamados de la madre angustiada, lista para ofrecer su leche tibia, su regazo cálido para la noche oscura. El pequeño jabalí, alejado de su grupo de amigos, oyó con emoción el llamado de su madre. Sabía que ese era justo el tono con que lo preparaban para la dulce teta: ahora corre hacia donde la voz lo convoca, y si no fuera por los pequeños colmillos que empiezan ya a nacerle, se habría podido distunguir la sonrisa del que regresa a los brazos cariñosos de la madre.

Es demasiado tarde cuando se da cuenta de que, detrás de esa roca, no hay teta, ni jabalíes ni leche: la cara burlona del dragón, que ha sabido atraerlo con engaños, lo paraliza y, antes de que el monstruo lo chamusque con su aliento de nitrógeno ardiente para comérselo a la brasa, el pequeño mamífero tiene tiempo de pensar:

-¿Pero entonces estos bichos sí existían?

(inédito)

1 comentario:

HATOROS dijo...

CACHONDADA MENTAL Y ME RÍO QUERIDO MAESTRO Y TE DIGO QUE LO DE ARCONIANOS CUANDO LO TERMINE COMO ES PRECEPTIVO TE LO DEDICARÉ aunque no soy digno de que entres en mi casa POR HABER CREADO UN BAÚL DE TU CABEZA
UN ABRAZO QUERIDO AMIGO Y ESTE JUEVES NO PUEDO IR