EN EL FUTURO, CONTIGO

Percusión
José Balza
Seix Barral, 1982
|259 p.|ISBN:8432245011|
Tercer Mundo Editores, 1991
|259 p.|ISBN:9789586013468|
Biblioteca Ayacucho, 2000
|188 p.|SBN:9802763322|

Esta novela es muy querida para mí. Encontré un ejemplar de la primera edición en 1988, en una librería del centro de Caracas, oculto en una estantería que rebosaba títulos golosos. Sin embargo, no sería sino tres años después cuando me sentaría a leerla de verdad, pues no creo que estuviera preparado para ella cuando la compré. Me frustraba no entender lo que leía, pero seguía leyendo los cuentos y las otras novelas de Balza —recuerdo que devoré D en unas vacaciones en Tucupita, la ciudad natal del autor—. Con esta novela comprendí que el encuentro de los lectores con los textos es un misterio, y que ningún libro es para todos, y no hay lector que lo sea de todos los libros. Aquí la máxima de los mosqueteros no se cumple —o se cumple con el pasar de los años.

Y de pronto, algo hizo clic en mi entendimiento: unas compuertas se abrieron en la novela y esta brotó hacia mí con fuerza, deleitándome, enseñándome, deslumbrándome. Porque en esta novela está el Balza puro y duro; y es un tratado completo para conocer el mundo y la manera de contarlo. El viaje signa al protagonista, que recorre los países y vive y ama y los consume; pero todo se inicia cuando el narrador regresa, ya anciano, a su ciudad, y se opera el milagro: a medida que va entrando (“¡Muchacho, regresaste!”, le gritan), rejuvenece, vuelve a la edad de cuando partió y entiende la frase con que abre la novela: “el hombre más bello es el que viene del lugar más lejano”; porque es el que viene con más experiencia, el que se acerca más a Odiseo, ese viajero impenitente. A partir de allí comienza la aventura del lector, que debe dejarse untar con el ritmo de la novela y las disquisiciones del narrador: en algún rincón, lo estará esperando la frase que hará suya para siempre. Una de las mías es esta: “En el futuro: contigo”, ejemplo emblemático de cómo utiliza Balza los dos puntos para abrir posibilidades, y no sé por qué me recuerda el verso de Huidobro en el Prefacio de Altazor: “Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte”, no por el proceso de unificación, sino porque a cada palabra se abre un mundo distinto.

Aún conservo ese ejemplar querido, golpeado por los años, y por alguna mano torpe que ha querido remendarlo: ahí sigue dándome placer, escondiendo la explosión atómica y guardando secreta relación con Until the end of the world, de Wim Wenders, pues ambas obras son producto del espíritu posmoderno que en los ochenta y los noventa recorrió el mundo. Se vaticina la explosión de una bomba atómica en ambas obras pero en Percusión se anuncia la aparición del SIDA; ¿visión profética del autor u observación perspicaz de la vorágine sexual que pululaba desde los sesenta?

Qué suerte tiene aquella persona que esté leyendo estas líneas y no haya comenzado su próspera relación con esta novela; va a disfrutar de lo lindo. Hay tres ediciones por ahí; y deben de aparecer más; así que no desesperen. Eso sí; cuando la tengan en sus manos, no hagan nada más, no lean nada más, no oigan a nadie más: porque hablará el hombre más bello (y viene del lugar más lejano) —mas yo siempre estaré en el futuro: contigo.jcch.

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