LaMancha#22, septiembre de 2009








Rubi Guerra

La sede del periódico era una casa vieja y grande en el casco histórico de la ciudad, rodeada de otras casas igualmente viejas y grandes que décadas atrás albergaban familias numerosas y acomodadas y en las que ahora funcionaban dependencias oficiales, vagas y menesterosas fundaciones, academias de secretariado, hoteles por horas.



MICROFICCIONES

Myriam Bustos Arratia

Astuta idea
Quiso darle una lección contundente a la vecina aquella, cuyos perros ladraban con furia cada vez que alguien llegaba hasta su puerta.
Entonces llevó a su casa un par de canes silenciosos, bien portados, indiferentes a los ruidos, que pasaban casi las veinticuatro horas del día durmiendo sin incomodar a nadie.



EL HIJO MAYOR DEL SAPO VISITA UN CAMPAMENTO DE VERANO Y MEDITA SOBRE SU EXISTENCIA

Juan Carlos Méndez Guédez

Para algunos, la noche quedará como un momento de crepitación, como un olor dulce. Para otros como un salto llameante.




CERTEZAS

Nicolás Melini

A veces salía caminando y llegaba hasta el centro como quien no quiere la cosa, alejándome cada vez más de casa, donde nadie me esperaba porque Luz trabajaba, el niño estaba en el colegio y tenía que matar las horas y aquella inconsistente sensación de angustia sin propósito.




ALCIBÍADES

Juan Carlos Chirinos


Las hojas caminan más rápido que yo; entra el otoño. En esta época del año no hay manera de alcanzarlas porque tienen un pequeño truco y la ayuda del viento. A mí, mis pies me arrastran por las ondulaciones de la calzada y el viento me rodea como a leproso sin salida, como a condenado por el mundo, como a maldito de dioses y sacerdotes.



SUEÑO DEL OCTAVO DÍA

Ernesto Pérez Zúñiga

El desgarramiento, arañar de uñas en direcciones contrarias, resultó feroz. La separación de la carne y del espíritu -para poder consumir sin inquietud la primera- se había ejecutado.



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Las lecciones del camello, por Juan Carlos Méndez Guédez

Acercanza, por Nicolás Melini

El país de la cordialidad inmediata, por Juan Carlos Chirinos

Resplandor de los fragmentos, por Ernesto Pérez Zúñiga